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TERAPIA FAMILIAR

La terapia familiar puede ayudar a mejorar las relaciones problemáticas con su cónyuge, hijos u otros miembros de la familia. Usted puede tratar temas específicos tales como problemas maritales o financieros, los conflictos entre padres e hijos, o los efectos de abuso de sustancias o una enfermedad mental en la familia entera.

Su familia puede continuar la terapia familiar junto con otros tipos de tratamiento de salud mental, especialmente si uno de ustedes tiene una enfermedad mental o adicción que también requiere de terapia individual o de un tratamiento de rehabilitación. Por ejemplo, la terapia familiar puede ayudar a los miembros de la familia hacer frente si un familiar tiene esquizofrenia – pero la persona que tiene esquizofrenia debe continuar con su plan de tratamiento individualizado, lo que puede incluir medicamentos, consejería uno-a-uno o de otro tratamiento.

En el caso de adicción, la familia puede asistir a terapia familiar, mientras que la persona que tiene una adicción participa en el tratamiento residencial.

Que Esperar de la Terapia Familiar?

La terapia familiar típicamente trae varios miembros de una familia por sesiones de terapia. Sin embargo, un miembro de la familia también puede ver a un terapeuta familiar individual. Sesiones suelen tardar unos 50 minutos a una hora. La terapia familiar es a menudo a corto plazo – por lo general menos de seis meses. Sin embargo, la frecuencia con la que se encuentran y el número de sesiones que necesitará dependerá de la situación particular de su familia y de la recomendación del terapeuta.

Durante la terapia familiar, se le examina la capacidad de su familia para resolver problemas y expresar pensamientos y emociones. Usted puede explorar los roles familiares, las normas y pautas de comportamiento con el fin de identificar los problemas que contribuyen al conflicto -, así como la manera de trabajar a través de estos temas. La terapia familiar puede ayudar a identificar las fortalezas de su familia, tales como el cuidado de los unos a los otros, y los puntos débiles, tales como dificultad para confiar en los otros. Por ejemplo, digamos que su hijo adulto tiene depresión. Su familia no entiende su depresión o la mejor forma de ofrecer apoyo. Aunque usted está preocupado por la salud de su hijo, las conversaciones con su hijo o de otros miembros de la familia entran en erupción en argumentos y te dejan sentir frustrado y enojado. Comunicación disminuye, las decisiones van sin hacer, y la brecha se ensancha

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